viernes, 30 de mayo de 2014

Historieta seleccion Colombia

Mapa geográfico sede selección Colombia

Selección Colombia

El día en que nació la Tricolor
El 20 de mayo de 1983 la FIFA le entregó oficialmente la sede del Mundial de 1986 a México. El discurso oficial fue que el presidente de Colombia había manifestado que no se podían cumplir las exigencias logísticas y de infraestructura planteadas por la máxima autoridad del fútbol mundial, pues era preferible realizar inversiones en salud y educación.
Lo cierto es que sin sede del Mundial, la obligación era clasificar y buscar dejar en alto el nombre del país. Se convirtió casi que en una cuestión de orgullo nacional y el técnico Gabriel Ochoa Uribe tenía un programa serio que buscaba consolidar una institución que, aunque querida por todos, no solía dar muchas satisfacciones.
Paralelo al trabajo en la cancha, se estableció una comisión de personajes notables y conocedores del fútbol para que presentaran propuestas que fortalecieran a la Selección Colombia y ayudaran a progresar al fútbol colombiano que, por esa época, 1984, vivía un nuevo Dorado lamentablemente auspiciado por dineros ilegales.
Esta comisión de notables, conformada por Daniel Samper Pizano, Juan Sebastián Betancur, Alberto Casas y Carlos Cure, entre otros, realizó lo que sería el primer paso para la consolidación de la Selección Colombia como referente nacional: desde las eliminatorias de 1985 el equipo no usaría más esa camiseta color salmón que en nada reflejaba al país, desde ese año la Selección se vestiría con los colores de bandera, amarillo en la camiseta, azul en la pantaloneta y rojo en la medias. La Selección Colombia se volvía Colombia.
Mientras la comisión discutía sobre el mejor modelo que llevara los colores patrios, una Selección juvenil partía a Asunción a disputar el Campeonato Sudamericano de la categoría que entregaría tres cupos al Mundial Sub-20 años que se realizaría en la URSS desde octubre.
El equipo se fue en silencio y sin mucho optimismo por parte de la prensa y de los aficionados pues no había demostrado buenos resultados en su preparación. Luis Alfonso Marroquín, su joven entrenador, defendió su trabajo y dijo que se hablara después del torneo y no antes. Para acallar las dudas contaba con René Higuita, J.J. Tréllez, Jairo Ampudia, Felipe Pérez, Carlos Alvarez y John Edison Castaño, entre otros, en quienes había depositado la confianza que el técnico Ochoa había dejado en él.
Colombia estaba en el grupo de Brasil y Argentina lo que le restaba esperanzas al pueblo colombiano de clasificarse a las finales del torneo, pero cuando este empezó en la segunda semana de enero de 1985 todos los que vieron a esos muchachos por televisión quedaron sorprendidos: la Selección juvenil jugaba mejor que la de mayores, tenía más velocidad, jugaba con clase, con lujos; era un equipo de ensueño.
Higuita tapaba todo, Tréllez dejaba atrás a todos los defensas y Castaño convertía los goles más increíbles que se veían en Asunción. Este descrestante nivel se debía a una motivación especial que les daba Marroquín en esos momentos en que el fútbol colombiano estaba lleno de extranjeros pagados con dineros ilegales: "Si no les ganamos hoy a estos argentinos o uruguayos, mañana ellos van a Colombia y los dejan sin puesto".
Este equipo, que maravilló no sólo a los colombianos sino al resto del continente que distinguía el fútbol colombiano por el estilo defensivo y de pierna fuerte que había implantado Ochoa Uribe desde 1982, le ganó 3-0 a Chile, 2-1 a Bolivia y, en un partido memorable, había empatado 0-0 con Brasil para luego eliminar a Argentina con un 1-1.
En el cuadrangular final el fútbol que demostró el equipo fue el mejor en la victoria 4-1 sobre Uruguay y en la dramática derrota por 1-2 con Brasil, pero, para seguir la tradición, Paraguay le quitó a la Selección de Marroquín la oportunidad del título al sacarle un empate 1-1 en Defensores del Chaco.
El país, que se vio reflejado en el estilo de juego de esa Selección, clasificó así al Mundial Juvenil de URSS. Sólo faltaba que el equipo que dirigía Ochoa, la Selección de mayores, siguiera el ejemplo de los muchachos y clasificara al mundial del año siguiente.
El 1º de febrero, cuando los juveniles volvieron victoriosos de Asunción, miles de ciudadanos, encabezados por el presidente Belisario Betancur, los esperaban en el Aeropuerto. al bajarse del avión y abrazar al presidente, René Higuita, un joven humilde de Medellín, dejó ver su emoción en unas cuantas lágrimas que fueron contenidas por la mayoría de sus compañeros cuando en un emotivo discurso Betancur les dijo: "Todo colombiano se siente expresado en ustedes; son ustedes el mejor testimonio de una Colombia nueva que cree con fe profunda en el porvenir de la patria".
Esa noche los jóvenes fueron al Campín a ver a los mayores estrenar el uniforme tricolor que el 24 de enero Daniel Samper y María Elvira Pardo le habían presentado a la prensa con el modelaje de la joven Amparo Grisales, y se pudieron dar cuenta de que, aún así Willington y los demás fueran de amarillo, azul y rojo, el estilo de juego defensivo y tacaño en espectáculo que dejó el 2-2 contra Suiza no era lo que el pueblo colombiano esperaba de su Selección Colombia.